El tiempo pasa demasiado rápido… Lo sabemos y sin
embargo optamos por seguir detenidos en el mismo lugar, en las mismas
situaciones, conviviendo con los mismos problemas… ¿Qué estamos esperando?
Quizás esperamos un milagro… o que alguna magia sea
tan potente que logre modificar todo en segundos incluso nuestro interior… o
tal vez solo decidimos quedarnos así…
¿Nos sirve?
Pasan los años y cuando hacemos un balance notamos que el común denominador es el mismo… Hablamos con un amigo hoy le contamos qué nos está ocurriendo y luego al pasar los años nos reencontramos y nos damos cuenta que hablamos del mismo tema…
Pasan los años y cuando hacemos un balance notamos que el común denominador es el mismo… Hablamos con un amigo hoy le contamos qué nos está ocurriendo y luego al pasar los años nos reencontramos y nos damos cuenta que hablamos del mismo tema…
Nos quejamos: “que este trabajo no es para mí”,
“que mi pareja no me hace feliz”, “que la casa no es cómoda”, “que queremos
estudiar o divertirnos y no podemos”, “que necesitamos un cambio de vida”…
Muchas veces cuando una persona habla de cambiar su
vida notamos que lo dice como si fuera un auto… y no es así. Nuestra vida no la
podemos publicar en un diario y ofrecerla a un buen precio para luego comprar
otra que nos quede mejor o que sea más veloz, o que no tenga demasiados
problemas…
Nuestra vida tiene un solo dueño, y es nuestro
patrimonio. Depende de nosotros hacer hasta lo imposible para lograr ser felices.
En el diario vivir siempre se nos presentan
oportunidades para cambiar, para aspirar a algo mejor, para crecer, para
mejorar. Podemos seguir caminando solo por caminar o podemos ir tomando de cada
una de esas oportunidades la energía motivadora que de pronto nos hace vibrar y
arriesgarnos.
No podemos reconocer nuestro potencial si no nos
animamos a correr riesgos.
Cuando nos sucede algo inesperado reconocemos una
fuerza, una motivación, una energía que no sabíamos que existía dentro de
nosotros. Pero no es necesario pasar por esas pruebas para saber hasta dónde
podemos llegar o cuánto podemos lograr…
Todos tenemos en nuestro interior las armas
necesarias para hacer de nuestra vida una vida plena y si amamos la vida, si
deseamos una vida mejor, si queremos ser dichosos, solo tenemos que
arriesgarnos y empezar a quitar el polvo que cubre ese hermoso motor que
llevamos dentro y encenderlo para que empiecen a fluir todas nuestras ganas,
nuestras fuerzas y de esa manera hacer realidad nuestros sueños.
“Si no arriesgas, no creces.
Si no creces no te superas.
Si no te superas no serás feliz.
Si no eres feliz, ¿qué otra cosa importa?”
Si no creces no te superas.
Si no te superas no serás feliz.
Si no eres feliz, ¿qué otra cosa importa?”
Arriesgarse… Crecer… Superarse…
SER FELIZ……..
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