Está demostrado científicamente que disfrutamos más
con los viajes y con momentos felices compartidos que con las compras.
Recordamos más unas vacaciones o una comida relajada que cualquier bolso o
zapatos comprados, que además, nada más conseguirlos, pierden el valor de la
ilusión que teníamos antes de adquirirlos.
Puedes agarrarte a la vida y a todo lo que te
ofrece. Puedes ser muy feliz, más de lo que tú y mucha gente imaginan. Y no es
una cuestión de dinero, ni de estatus ni de tener el mejor coche; se trata de
actitud, de vivir con inteligencia y de quererlo. Libérate de la persona que te
consume la energía, del que solo te habla de problemas y nunca aporta
soluciones. Libérate también de los dimes y diretes, de vivir la vida de los demás
mientras se te escapa la tuya. Ahora es un buen momento para decir «basta» a
todo esto. En nada te enriquece como persona ni aporta nada a tu calidad
humana.
Para poner en práctica esta idea, te aconsejo
tratar de dirigir tu foco de atención hacia el placer y hacia las cosas buenas
que te trae la vida. Se logra con entrenamiento y con trabajo. Recuerda que
somos lo que repetidamente hacemos. Si no estás acostumbrado a disfrutar de los
placeres, te sugiero que te pongas a pensar que el cambio va a ser bueno para
ti, tienes que implicarte y hacer el esfuerzo de cambiar, y posteriormente
disfrutar de tu logro.
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